lunes, 12 de marzo de 2018

Lady Bird (2017)****

Dir: Greta Gerwig
Int: Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Lucas Hedges, John Karna, Beanie Feldstein, Tracy Letts, Timothée Chalamet, Danielle Macdonald, Bayne Gibby, Victor Wolf, Monique Edwards, Shaelan O'Connor,  Marielle Scott,  Ithamar Enriquez, Christina Offley, Odeya Rush, Kathryn Newton, Jake McDorman, Lois Smith, Andy Buckley, Daniel Zovatto, Laura Marano, Kristen Cloke, Stephen Henderson.

Una joven estudiante que se hace llamar "Lady Bird (Saoirse Ronan) pasará en Sacramento su último año de instituto. La joven, algo díscola y con inclinaciones artísticas, sueña con vivir en la costa Este, e intentará encontrar su propio camino y definirse fuera de la sombra protectora de su madre (Laurie Metcalf). 

Más allá de la linea argumental, hasta cierto punto convencional y poco original, lo que llama la atención del filme es su aparente sencillez (que no simpleza) y la habilidad con la que Greta Gerwig ha logrado meternos en la vida de esta joven que se ha dado asi misma el nombre de "Lady Bird". Habilidad para escribir el guion y dirigir con una soltura propia de una cineasta veterana. 



Cierto es que conoce bien el oficio. Esta realizadora norteamericana nació, precisamente en Sacramento (California) en 1983, y tiene en su haber más de cuarenta intervenciones como 
actriz, un papel siempre relevante como guionista, colaborando habitualmente con Noah 
Baumbach, y tan solo había dirigido anteriormente el largo Noches y fines de semana (2008),
coescrita, codirigida y coprotagonizada junto a Joe Swanberg.



Ahora, dirige en solitario un drama al que no le faltan las necesarias notas de comedia y en
la que resulta impactante el trabajo de Saoirse Ronan, una joven actriz norteamericana de 24 
años, pero ya veterana en estas lides y con destacados trabajos en Expiación. Más allá de la 
pasión (2007) y Hanna (2011), de Joe Wright, The Lovely Bones (2009), de Peter Jackson, y 
Brooklyn (2015), de John Crowley.



Greta Gerwig me ha sorprendido gratamente como directora. Ha logrado algo que está al alcance de muy pocos cineastas, dar con las claves de una narración pura y cristalina, sin aspavientos melodramáticos, sin dobles saltos mortales formales, dejando al lado cualquier efecto pirotécnico. Desde la naturalidad, todo fluye en este relato de crecimiento y de iniciación de una joven de 17 años que en su último año en Sacramento (antes de dar el salto a la universidad), dará sus primeros pasos en el amor, tendrá sus primeras alegrias y decepciones, experimentará con nuevos y nuevas amigas y en definitiva comenzará a vivir de un modo más pleno y consciente.



Esta película, que podría haber pasado por una más de esas flojas comedias norteamericanas de adolescentes, da un salto cualitativo hacia un cine que emparenta el estilo de la Gerwig, con el de los mejores trabajos de Noah Baumbach (cineasta  necesitado de una cierta reivindicación por estos lares) y, por qué no decirlo, con Woody Allen, pero con una voz propia, la que procede de su condición femenina y con una profunda sensación de verismo que probablemente mucho tiene que ver con lo autobiográfico.

Roberto Sánchez

-Aragonia, Palafox-

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