miércoles, 4 de octubre de 2017

Madre! (Mother!, 2017)***

Dir: Darren Aronofsky
Int: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer, Domhnall Gleeson, 
Brian Gleeson, Kristen Wiig, Cristina Rosato, Marcia Jean Kurtz, Ambrosio De Luca, 
Hamza Haq, Anana Rydvald, Arthur Holden, Bineyam Girma, Jaa Smith-Johnson, Xiao Sun.

Darren Aronofsky tiene una filmografía bastante atípica, muy personal. Este neoyorquino, nacido en 1969, se inició en el cine con el cortometraje Fortune Cookie (1991), después de tres trabajos cortos más, inicia su trayectoria en el campo de los largometrajes con Pi, fe en el caos (Pi, 1998), con guion propio, según una historia concebida por él, junto a Sean Gullette y Eric Watson; le sigue la inquietante Réquiem por un sueño (2000), según un libro de Hubert Selby Jr., uno de sus habituales colaboradores, que convirtió en guion Aronofsky, desarrollando un estilo personal siempre capaz de poner a sus actores y al espectador en los límites de lo soportable, a fuerza de ser fiel a las sensaciones y experiencias de tres adictos a las drogas y estupefacientes legales e ilegales; en La fuente de la vida (The Fountain, 2006), historia de Aronofsky y Ari Handel, escrita de nuevo por él mismo, el resultado supone todo un viaje fantástico- lisérgico que se inicia en el siglo XVI y culmina en el XXVI. 

Le costó convencer a los productores que podía afrontar un cine más convencional, pero lo logró con El luchador (The Wrestler, 2008), con guion de Rober D. Siegel) y Cisne negro (2010) que sólo dirige, partiendo de una historia de Andres Heinz, guionizada por Mark Heyman y John J. McLaughlin. Con todo, y debido a su fuerte personalidad a la hora de mover la cámara y encuadrar (también con sus particuliradidades en la edición), son indudablemente películas que puede firmar sin sentir traicionado su estilo. Vuelve a sus territorios con Noé (2014), un guión suyo y de Ari Handel, quizás originalmente un encargo, que lleva a su terreno personal, sacudiendo las convenciones del género bíblico. 




Toda esta introducción era necesaria para poder decir que en Mother!, Aronofsky ha dado su do de pecho. Con un guión solamente elaborado por él, con una compleja (a)puesta en imágenes, dentro de un espacio relativamente pequeño (esa mansión que habitan la pareja formada por Madre-Jennifer Lawrence y Él-Javier Bardem), que deviene universal y atemporal, logra una suerte de epopeya cacofónica y arrítmica, por la banda sonora (música electrónica, programada por Rutger Hoedemaekers, y orquestada por Jeff Atmajian, que sólo se reivindica al final con la inclusión del tema Until The End Of The World, en la voz de Patti Smith) y por sus delirantes imágenes que misteriosamente van adquiriendo sentido (y sentidos).




Darren Aronofsky plantea una apuesta que difícilmente superará el público más convencional. Hasta la elección de cuatro brillantes intérpretes (Lawrence, Bardem. Harris y Pfeiffer) que además son estrellas de Hollywood, parece simplemente una trampa. Todos están bien (en realidad bastante bien), pero la Madre, es la que llevará un mayor peso sobre sus espaldas (por cierto, la joven pero ya experimentada actriz norteamericana sale muy bien del difícil cometido). La fama internacional les permite encarnar a unos personajes convertidos en símbolos universales. Es la tensión entre el estrellato de sus intérpretes y sus personajes lo que de alguna forma encamina la historia hacia la lectura fantástico simbólica.




Será difícil encotrar medias tintas a la hora de valorarla. Hemos dudado durante días en despreciarla o encumbrarla. Y, aún considerando que puede resultar endeble en su atrevimiento metafórico (¿reflexión perturbada sobre la creación y la Creación, sobre la historia de un presente agónico, sobre Adán y Eva, sobre Caín y Abel, sobre la Kábala,...? y mil alusiones más...), hemos terminado por rendirnos ante su valentía al defender un estilo que, sin duda, ha tenido en cuenta logros a la hora de navegar por los universos cinematográficos de Roman Polansky, Luis Buñuel, Federico Fellini, Terrence Malick o el mismo Emir Kusturica. No es que haya citas directas a ninguno de ellos, pero hay destellos de esos creadores, que elaborados con una visión propia y obsesiva han producido una refrescante (y oscura) locura fílmica.

Roberto Sánchez
Antonia Bordonada

-Aragonia, C. Grancasa, Puerto Venecia, Yelmo-

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