martes, 4 de octubre de 2016

Vientos de La Habana (2016)**

Dir: Félix Viscarret
Int: Jorge Perugorría, Juana Acosta, Yoima Valdés, Mariam Hernández, Pilar Mayo,Vladimir Cruz, Laura Ramos, Carlos Enrique Almirante, Enrique Molina, Alexis Diaz, Mario Guerra, Luis Alberto García, Reymundo Miranda, Jorge Martínez,Héctor Medina.


El cine español (en este caso aliado con el cubano) sigue empeñado en realizar thrillers. Ahora lo tenía relativamente fácil ya que se trataba de adaptar una novela del género negro ambientada en La Habana, obra del cubano Leonardo Padura que, además, ha colaborado en la elaboración de un guión que firma junto a Lucía López Coll y Félix Viscarret, el realizador navarro que debutó en el campo del largometraje con la apreciable Bajo las estrellas (2007).

Mientras los cálidos vientos azotan las noches de La Habana, el inspector de policía Conde (Jorge Perugorría) conoce a Karina (Juana Acosta), una enigmática mujer por la cual se siente profundamente atraído. Al mismo tiempo le asignan la investigación de la violación y asesinato de Lissette Núñez (Mariam Hernández), profesora del mismo instituto preuniversitario donde estudió el propio Conde. Conforme comienza una intensa relación con Karina, Conde trata de construir un retrato de la vida oculta de Lissette que le permita dar con el asesino y descubrir que el escenario de sus antiguos recuerdos de estudiante ha cambiado demasiado, como ha cambiado la indescifrable y contradictoria ciudad de La Habana. Leonardo Padura retrata una ciudad marcada por la droga, el sexo y una cierta corrupción; y lo hace con una soltura y sinceridad que, en su momento, le crearon problemas con el régimen castrista. La postura política parece haberse relajado bastante, y para el rodaje parece que esta producción no ha tenido demasiados problemas.




Cierto es que aunque mostrada como una ciudad en decadencia absoluta, en un decaimiento físico y moral que Padura convierte en leitmotiv, La Habana (quizás como símbolo de toda Cuba) es la protagonista principal, aunque Viscarret no logre mostrarlo más que con insistentes planos cenitales de barrios y edificios que parecen en un eterno derribo. Ese es el territorio que ocupan nuestros protagonistas que responden a los tópicos de la novela negra. Para retorcer algo la trama, el teniente Mario Conde, se dedica a escribir, pero sólo cuando se enamora. Mira por dónde lo hace en mitad de este complejo caso de asesinato y violación de una profesora. Esa historia de amor parece otra película, bastante mala por cierto, en la que el escritor bohemio se enamora de una misteriosa Karina a la que le gusta el jazz y, en una escena que roza el ridículo, toca sensualmente desnuda, después de hacer el amor, el saxofón... 




Vientos de La Habana no escapa a ninguno de los tópicos del relato policíaco moderno, marcado por la sinceridad a la hora de mostrar la corrupción en diferentes niveles (incluido el institucional, claro), la violencia y el sexo. Padura intenta llevar a su terreno planteamientos semejantes a los de James Ellroy, pero “cubanizándolos”. Viscarret intenta a su vez encontrar los ritmos narrativos necesarios para adecuarse al ambiente caribeño y lo logra, aunque en el empeño la languidez y la morosidad se adueñan de la historia y ni los esfuerzos de Perugorría (quizás el mejor de la función), ni de la colombiana Juana Acosta, (a la que yo descubrí en la más que recomendable serie Crematorio, dirigida en 2011 por Jorge Sánchez-Cabezudo) son suficientes para desprenderse de la modorra que acompaña a todo el relato de los hechos.




La película funciona relativamente bien en la creación de ambientes mórbidos, pero parece ir olvidándose del asesinato que hay que resolver y cuando retoma esa trama lo hace de un modo tan simple e ingenuo que decepciona a quien, cómo es mi caso, estaba empeñado en que me gustara la película ya que aisladamente sus componentes (Padura, Viscarret, Perugorría, etc.) podían ser garantías de calidad.

Roberto Sánchez


-Palafox-

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