viernes, 28 de octubre de 2016

La chica del tren (2016)**

Dir: Tate Taylor
Int: Emily Blunt, Rebecca Ferguson, Haley Bennett, Luke Evans, Edgar Ramirez, Justin Theroux, Allison Janney, Lisa Kudrow, Laura Prepon, Lana Young, Nicole Bonifacio, Marko Caka, Danielle M. Williamson, Alexander Jameson, Sidney Beitz.


La chica desorientada.                 

Este es un filme rodeado de un aura de éxito y comercialidad evidentes. Parece que la causa no es otra que el fenómeno de superventas mundial creado por la novela de homónimo título firmada por Paula Hawkins. Novela que ha vendido millones de ejemplares y que, incluso para los que somos escritores, es una cuestión de auténtico misterio, pues hay novelas y autores mucho mejores que venden muy poco y relatos aún peores (como el caso de las 50 sombras de marras) que son capaces de vender millones de libros. Dicho esto, el lector mínimamente cinéfilo y avezado ya intuirá por donde van los tiros con este La chica del tren: hacer dinero...más dinero (como decía en los 80 el cantante  de Los Ronaldos Coque Malla). 


Firma este trabajo Tate Taylor, un director correcto, sin excesiva trayectoria y experiencia, pero con un par de trabajos interesantes, el biopic basado en la vida del cantante de color James Brown I Feel Good (2014) y la que para mí, es su mejor película con diferencia, Criadas y señoras (The Help, 2011). Tate Taylor parecía el director adecuado (eficiente, pero nada arriesgado) para realizar  este trabajo con el fuerte respaldo económico de las todopoderosas productoras Dreamworks y  Amblin Entertainment (¿les sigue sonando el tema del dinero para hacer más dinero?). Taylor, también guionista, que supo adaptar con acierto la novela de Kathryn Stockett antes nombrada (Criadas y Señoras), hubiese sido para mí, sin lugar a dudas, mejor adaptador de la novela La chica del tren, que finalmente ha hecho una tal Erin Cressi de Wilson. ¿Y quién es esta señora? Al parecer una profesora de escritura creativa (que miedo me da eso, ¿desde cuando la chispa de la creatividad de un artista se puede enseñar si carece de ella?) de una Universidad privada norteamericana llamada Brown, situada en Providence (Rhode island); también productora de dos filmes y actriz en tres cameos (muy completa la señora). Como resultado tenemos, de entrada, una historia ya desvirtuada desde su comienzo. La acción de la novela se desarrolla en Londres, no en Nueva York, y nos habla de Rachel una mujer divorciada y alcohólica que reside en la  habitación de una vieja conocida y que viaja hasta Londres todas las mañanas. Tras la ventana,  cuando el tren está parado (no en movimiento, es importante este detalle), observa detenidamente a una pareja a la que pondrá nombres inventados por ella (Jess y Jason). Tampoco quiero extenderme en más desvirtuaciones del texto original (pues habrá muchas más) perpetradas por el filme. Seguramente, son para que todo resulte más chic según el parecer de la señora Cressi De Wilson. 



Vamos ahora con lo positivo. La protagonista está encarnada por la bella y estupenda actriz Emily Blunt, fenomenal en la reciente y magnífica Sicario (2015), de Denis Villeneuve, pero que también ha trabajado maravillosamente a las órdenes de Marc Vallée en La reina Victoria (2009) e incluso con el gran Lasse Hallström, en ese delicioso filme titulado La pesca de salmón en Yemen (2011). Gracias a la Blunt, a esa mirada suya tan hermosa y magnética, y a su fuerza expresiva en pantalla, no va la cosa a peor. El resto de los actores y personajes quedan en un total segundo plano, exceptuando al venezolano Edgar Ramírez, otro actor con mucha fuerza que tiene un papel breve pero intenso. A pesar de sus esfuerzos, naufragan en medio de un guión farragoso, plagado de saltos espacio-temporales y flash-backs que ayudan a crear una mayor confusión narrativa; rodeados de unos personajes planos, sin ningún tipo de carisma, que no producen en el espectador (al menos no en mi caso) empatía alguna. Me da igual que fulanito o fulanita le ponga los cuernos a tal o cual. Me dan igual sus vidas y sus destinos. Todo es como un bonito decorado diseñado por "El Corte Inglés" para vestir de humo un filme con un tono de comercialidad absoluta que carece de pegada y de mordiente. He de confesar que incluso bostecé en repetidas ocasiones. Además, le sobra metraje de manera evidente a este producto más cercano a un telefilme, aunque la factura técnica de su director es más que correcta. En resumen, un filme hueco y olvidable con un reconocible tufillo a otras adaptaciones de Best Sellers como 50 sombras de Grey que, repito, gracias al encomiable trabajo de  Emily Blunt y a la partitura musical del gran Danny Elfman, no cae en los abismos de la más profunda superficialidad. Eso sí...dinero...va a dar mucho. 

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, C. Grancasa, Cervantes, Puerto Venecia, Yelmo-

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