jueves, 29 de octubre de 2015

Amama (2015)***

Dir: Asier Altuna
Int: Iraia Elias, Kandido Uranga, Klara Badiola, Ander Lipus, Manu Uranga, Amparo Badiola, 
Nagore Aranburu.



La Arcadia ya no es lo que era. Semillas que no se plantan, frutos que no se recogen, hombres que rechazan su herencia y buscan otros caminos, casas que se abandonan y la soledad de los abuelos, quienes con sus manos daban vida a un mundo que es como un sueño, sustentado por la conciencia de un pasado primigenio que los artistas convierten en recreación de ideales añorados y perdidos. 
Una película ambientada en un caserío vasco, que se recrea en un profundo misticismo bucólico y las raíces ancestrales que parecen haberse convertido en leyenda, amenazadas por la dureza y los cambios que están transformando de forma inexorable la herencia cultural de tantas zonas rurales. 








Asier Altuna, su director y guionista, nacido en Bergara en 1969 (Gipuzkoa, Euskadi, España), ya tiene en su haber ocho cortometrajes (entre los que destacaría Topeka, de 2004, con un planteamiento visual que anticipa el de Amama) y dos largometrajes (la comedia Aupa Etxbeste!, de 2005, y el documental Bertsolari, de 2011). Siempre ha sido importante para Asier Altuna recrear el universo de las tradiciones vascas, pero intentando trascenderlas; de hecho, el personaje de Sara (Nagore Aramburu), hija del caserio -aunque su árbol haya sido pintado de negro y declarada por tanto como la rebelde, según los particulares códigos de su Amama-, es fotógrafa y artista multimedia. Al final, todo parece girar en torno a su creación (intervenciones en el bosque más o menos intencionadas, filmaciones en Super 8, etc...) y por tanto es fácil deducir que hay una profunda identificación del autor (Altuna) con su personaje. 
Como en el cortometraje Topeka, el realizador se las arregla para llevarnos a un territorio repleto de símbolos y metáforas visuales. Apoyándose en la dirección artística de Mikel Serrano y en los sutiles trucajes digitales de Paula Rubio, este director vasco se nos lleva de paseo a lo más profundo de los bosques primigenios, al Neolítico, como se dice en algún momento de la película. Amama (Amparo Badiola, de poderosa presencia) no habla, pero lo dice todo...
Es una pena que no podamos disfrutar en Zaragoza de una versión original (fue grabada en
vasco), y es que nunca me había parecido tan inapropiado oír hablar en español a unos personajes tan arquetípicos. De hecho, para resarcirse, aunque sea un poco, les recomiendo vean y escuchen alguno de sus sonidos originales en el tráiler disponible, por ejemplo, en 
www.youtube.com/watch?v=N_7EK8AB4G0


Antonia Bordonada
Roberto Sánchez.

-Palafox-

martes, 27 de octubre de 2015

Muchos pedazos de algo (2015)**

Dir: David Yañez
Int: Saúl Blasco, Laura Contreras, Víctor Vázquez, Javier Zapater, Alba Gallego, Macarena Buera, Isabel Pérez, Roberto Millán, Alina Nastase, Fee Reega.


David Yañez, se inicio en el mundo del audiovisual en universos tan prosaicos como la televisión y la publicidad. Como el nos cuenta en su propia web (http://www.davidyanez.net/),  algo aprende en esas actividades, pero se le quedan cortas ante su vocación como artista. Cine y literatura le son afines e intercambiables y por esa razón en cuanto ha podido se a puesto a crear a un nivel más personal y subjetivo, además de ejercer como profesor de realización audiovisual (en el CPIFP Los Enlaces de Zaragoza). No ha sido un camino sencillo el que le ha llevado a este primer largometraje ya que en 2014 filmó Side-B, trabajo que todavía se encuentra en fase de producción. En el espacio de tiempo que hay hasta los largometrajes, ha firmado varios cortometrajes: La película sin título (2004), Jugar según las reglas (2005), El errante (2007), Cuento de invierno (2009), Cuando éramos reyes (1999 2009), Habitación 303 (2010), En el paraíso (2013) y Retrato de Irina Grecco (2014), que, sin duda suponen, junto a su afición por la fotografía, las bases de una experiencia que le han permitido llegar a enfrentarse a este sentido retrato generacional que supone Muchos pedazos de algo. Comprobamos intereses y coincidencias con Jonás Trueba y su reciente Los exiliados románticos. Los dos se llevan pocos años (Jonás es de 1981 y David de 1982) y parecen tener preocupaciones temática semejantes. Al menos, los dos se fijan en sus contemporáneos, los hacen protagonistas y quieren contarnos su despiste vital, la dificultad que tienen para ir asumiendo responsabilidades en el terreno afectivo y lo complicado que se presenta su futuro laboral. Curiosamente, en los dos casos, la problemática social y laboral queda tan soterrada, tanto que parece no existir. Aunque sería conveniente saber leer con más atención entre líneas. Esos avatares amorosos, las traiciones en el terreno sentimental, las infidelidades entre los amigos de la película de Yañez quizá quieren retratar también esa sociedad vacía de principios éticos. Parece que sólo importa el disfrute máximo del presente, sin pararse un momento a pensar en el futuro.
La eterna adolescencia en la que parecen moverse sus personajes llega un momento en que resulta pesada (y un poco irritante), y parece no evolucionar. Planos secuencia muy largos, estáticos y diálogos interminables, resueltos con cierta pericia por estos jóvenes actores, y ligeramente animados por una música incidental (aquella que escuchan en los diversos escenarios del Festival Pirineos Sur) de varios grupos e intérpretes como Natalia Lafourcade, Rapsus Klei & The Flow Fanatics, Touchwood, Dead Combo, The Faith Keepers o Fee Reega, que, por cierto, termina teniendo una relación con varios de los protagonistas. Hay algunos más, pero en realidad son sobre todo, una parte del paisaje (sonoro) en el que se mueven estos despistados personajes. Sinceramente deseo que el esfuerzo creativo de este cineasta conecte con los suyos (los de su generación, quiero decir), pero creo que hasta con ellos lo tendrá difícil...


Roberto Sánchez.

-Aragonia-

lunes, 26 de octubre de 2015

V MUESTRA DE CINE FANTÁSTICO Y DE TERROR DE ZARAGOZA



Durante el fin de semana del viernes 23 al domingo 25 de octubre ha tenido lugar en Zaragoza la V Muestra de Cine Fantástico y de Terror. Una actividad encuadrada (y qué sirve como aperitivo) dentro de las actividades del Festival de Cine Ciudad de Zaragoza que tendrá lugar en el próximo mes de noviembre. Dentro del calendario de esta muestra se rindió un homenaje a dos figuras clave del cine de terror de los 70 y 80. Por un lado al maestro del giallo italiano Darío Argento con la proyección del largometraje Rojo oscuro (Profondo Rosso, 1975) que cumplía 40 años de su estreno en España. Por otro, al norteamericano, recientemente fallecido, Wes Craven, creador de universos terroríficos con un sello personal mediante filmes como La última casa a la izquierda (1972), Las colinas tienen ojos (1977) y, la proyectada en la muestra, Pesadilla en Elm Street (1984), origen de toda una saga terrorífica con el surgimiento de una figura icono del terror de los años 80: Freddy Krueger, un ser capaz de introducirse de los sueños de sus víctimas . Además, un homenaje a Stanley Kubrick con los 35 años de El resplandor (1980) y otro homenaje al terror gótico con proyección del clásico de la Universal El doctor Frankenstein (dirigido por James Whale en 1931), y el reconocimiento especial para el recientemente desaparecido príncipe de las tinieblas y Conde Drácula por antonomasia del cine de terror en color: Don Christopher Lee (1922-2015), el vampiro más romántico y señorial del cine; real y corpóreo gracias a la mítica productora Hammer Films, con el descendiente de españoles Michael Carreras a la cabeza. 


Además, todo un festival de cortometrajes iconoclastas impactantes, (algunos más próximos al gore), qué hizo las delicias del público asistente con su humor corrosivo e irreverente: Entre ellos el hilarante El último aragonés vivo de David Ferrer, Informática para la tercera edad de Darío Muel, Los anillos del Señor de Chuan Ortega; Aborto negro de Pablo Lázaro, un corto de 17 minutos que se alzó con el Premio del Jurado con una historia truculenta y sucia, no apta para almas sensibles, que exhibía influencias del porno, el cómic underground y el gore más salvaje. En cortos de género se proyectaron 3: Espera un segundo de Germán Roda, Dios va a votar de Carlos Val y El miedo de Ferrán Queralt y Sandra Escolano. 
El sábado, ecuador y plato fuerte de la muestra,  también el cine español de terror tuvo su representación con el film de temática vampírica Vampyres (2015) de Víctor Matellano,  y el 
trabajo de índole televisiva Diarios del miedo del aragonés Jorge Blas. Igualmente tuvo lugar una interesante conferencia por parte del periodista especializado en temas paranormales y de misterio Angel Briongos titulada "Apariciones en Aragón”. Además, se proyectaron dos largometrajes actuales: The Purgue: Anarchie (2014), continuación del The Purge estrenado un año antes y dirigido también por James DeMonaco, menos impactante que el primero al desarrollar prácticamente la misma historia pero con un reparto menor que el filme original protagonizado por Ethan Hawke. También tomó la pantalla la extraordinaria y entretenida Kingsman: Servicio Secreto (2014), de Matthew Vaughn, con un fantástico Colin Firth protagonizando está parodia del personaje de Bond y del cine de espías. 
En resumen, esta quinta muestra ha sido breve pero intensa, y ha rendido homenaje a los pilares del cine clásico de terror, a la mágica de época de los 70 y 80 prolífica en sus géneros y filmografía tanto en Europa como en Estados Unidos, y también ha permitido percibir ese contraste con los filmes actuales del siglo XXI, y su revisión y nueva visión de los géneros con una mezcla ecléctica que fusiona el terror, cada vez más, con el thriller y con el cine de aventuras, haciendo cada vez más difusa la cuestión de establecer subgéneros dentro del fantástico qué es, a fin de cuentas, la materia que los engloba y cohesiona a todos ellos.


Esperamos ya con ganas la programación y calendario de actividades del ya casi a punto Festival de Cine de Zaragoza que, en esta ocasión, celebrará por todo lo alto su XX edición. 20 años de cine que hay que festejar como se merecen y que, sin duda, van a dar a público y crítica una edición muy especial de la que tendrán puntual información y recomendaciones dentro de lo que considere más interesante del certamen que, un año más, se desarrollará en dos puntos neurálgicos de la ciudad: el Centro de Historias de Zaragoza y los cines Aragonia. 

Gonzalo J. Gonzalvo

jueves, 22 de octubre de 2015

Marte (The Martian, 2015)***

Dir: Ridley Scott
Int: Matt Damon, Jessica Chastain, Kate Mara, Chiwetel Ejiofor, Kristen Wiig, Jeff Daniels, Sebastian Stan, Aksel Hennie, Benedict Wong, Mackenzie Davis, Michael Peña, Sean Bean, Donald Glover, Mark O'Neal, Brian Caspe, Chen Shu, Eddy Ko.


Durante una misión tripulada a Marte, el astronauta Mark Watney (un brillante Matt Damon) es dado por muerto tras una terrible tormenta y abandonado por la tripulación, que pone rumbo de vuelta a la Tierra. Pero Watney ha sobrevivido y se encuentra atrapado y solo en el hostil planeta rojo. Con suministros escasos, deberá recurrir a su ingenio, a sus conocimientos como botánico (y a la salvífica patata) y, en definitiva, a su instinto de supervivencia para encontrar la manera de comunicar a la Tierra que sigue vivo. 
Este guión de Drew Goddard adapta la novela de Andy Weir. Drew Goddard (guionista de productos tan dispares como las series Alias y Perdidos, o las películas Monstruoso y Guerra Mundial Z) sabe ajustarse al intento de ciencia ficción verista que propone el relato de Andy Weir. Con la eficiencia que le caracteriza al veterano (y en muchas ocasiones brillante) Ridley Scott, el producto final es de una precisión formal encomiable. La pulcra fotografía de Dariusz Wolski, la bella partitura de Harry Gregson-Williams, los eficientes trabajos del diseñador de producción (Arthur Max) y la dirección artística (un equipo de 9 personas), logran convertir esta última entrega del británico Ridley Scott, que siempre sabe rodearse de equipos técnicos y artísticos muy capacitados, en una entretenida historia de supervivencia. Un nuevo Robinson Crusoe que a diferencia de su antecesor literario perdido en una isla en la que tendrá a "Viernes" como compañero, deberá enfrentarse a un planeta hostil completamente en solitario. 



Es muy cierto, como ya han dicho otros comentaristas, que desaprovecha la oportunidad de indagar en la terrible  soledad a la que se enfrenta el astronauta Mark Watney, en los inevitables retos psicológicos que la situación le plantearía a cualquier ser humano. Es verdad que guionista y director parecen querer centrarse más en su capacidad para ir adaptándose, dejando de lado (creo que muy conscientemente) los aspectos de deterioro mental que un individuo, por muy preparado que estuviera, sufriría en un caso semejante. Parece como si existiera una campaña de Hollywood en alianza con la NASA, a largo plazo, para ir preparando a la opinión pública mundial para los vuelos tripulados a Marte. La descripción de los preparativos para un posible rescate, las relaciones con otras agencias espaciales (en este caso la China, aspecto que parece el más fantástico e increible de todos), el funcionamiento en un futuro cercano de la propia Agencia Espacial Norteamericana, tienen mucho de pura propaganda; pero a pesar de todo la película tiene una indudable coherencia narrativa, resulta entretenida y aporta un pequeño granito de arena (roja, eso sí) a la ya espléndida trayectoria de Ridley Scott en el cine y en el género de la Ciencia ficción.

Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

La cumbre escarlata (Crimson Peak, 2015)****

Dir: Guillermo del Toro
Int: Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom Hiddleston, Charlie Hunnam, Doug Jones, Javier Botet, Jim Beaver, Burn Gorman, Leslie Hope, Kimberly-Sue Murray, Emily Coutts, Gillian Ferrier, Matia Jackett, Martin Julien.


Confieso que sigo a Guillermo del Toro con especial entusiasmo desde Mimic (1997), su salto al cine norteamericano desde su México natal, donde cuatro años atrás ya había dirigido la interesante Cronos (1993) y, anteriormente, junto con otro compatriota y gran director, Alfonso Cuarón, la terrorífica serie de televisión La hora marcada ( 1986-1990). Está claro que a del Toro lo que siempre se le ha dado bien es el género fantástico, una parcela en la que ha podido dar rienda suelta a su ilimitada imaginación y poder creativo. Guillermo del Toro además de director, es guionista, dibujante e incluso compositor de música, especialmente en esta su última obra hasta el momento, donde también ejerce de productor asociado a través de su propia productora Legendary Pictures. 
Con una espléndida fotografía del veterano danés Dan Laustsen y una bella banda sonora del español Fernando Velázquez, apoyada por el magnífico sonido de la Lucasfilm Skywalker Sound, La cumbre escarlata es una película que no ha escatimado en medios de producción gracias al gigante Universal, productora icono de las grandes películas del terror clásico de los años 30 y 40. De este modo, del Toro ha podido hacer realidad todo lo que su prodigiosa mente había ideado para plasmar en esta película plagada de guiños, homenajes y referencias cinematográficas y también literarias. Entre ellas, podemos vislumbrar toda la tradición fílmica de casas encantadas (con La casa encantada/The Haunting, dirigida por Robert Wise en 1963, como mayor exponente, o también La leyenda de la mansión del infierno/The Legend of Hell Hause, dirigida por  John Hough en 1973), con algunas  referencias más en la línea de la tradición romántico-gótica, como La caída de la casa Usher (1960), dirigida por Roger Corman, sobre un relato de Edgar Allan Poe. También del Toro homenajea al género fantástico y de terror de temática fantasmal de inicios de los años 80, en especial a Al final de la escalera (1980), filme de Peter Medak, que sin duda el cinéfilo de pro reconocerá en una determinada escena con pelotita incluida. Dentro de todo este homenaje a lo romántico y lo gótico, no podía faltar esa relación de amor-odio crucial que era la piedra angular sobre la que pivotaba esa historia que se desarrollaba en otras cumbres, en aquella ocasión borrascosas, de la espléndida novelista Emily Brontë. Tampoco faltan los guiños al personaje de Mary W. Shelley, creadora del mito cinematográfico del terror por excelencia: Frankenstein. Añadir a todo esto la tradición cultural popular qué rodea a la muerte en el México natal del director con esas "catrinas" o damas de la muerte (que también muestran su terrible rostro en el filme), y un tratamiento del color al más puro estilo de la Hammer Films de los años 70, en el que destacan unos rojos vivos y espectaculares para mostrar la sangre en todo su esplendor visual y su carga dramática y simbólica, y obtenemos un conglomerado poliédrico en referencias que sin embargo funciona como un todo perfectamente integrado. También hay una fotografía e iluminación maravillosas que potencian y recrean la atmósfera romántico-gótica que impregna toda la película. La cumbre escarlata conecta además con ese intento de diálogo entre fantasma y humano que ya exploraba del Toro en su anterior obra El espinazo del diablo (2001), donde el fantasma que busca redención da pistas e incluso puede salvar de la destrucción a un determinado personaje. En esa dirección, el director mexicano parece  querer decirnos que lo más horrible no es lo que en principio se manifiesta como terrorífico y maligno, sino la invisible maldad humana que reside muchas veces en bellos rostros y cuerpos (como en este caso el de la hermosa y espléndida actriz Jessica Chastain, que una vez más me ha maravillado con una interpretación magistral, hipnótica y llena de fuerza). El resto del reparto también cumple con brillantez, tanto Wasikowska como Hiddleston  (que me ha recordado mucho en su porte y presencia a aquel conde Drácula que interpretó a finales de los 70 un joven Frank Langella dirigido por John Badham) y también el resto de secundarios. 

La cumbre escarlata es una historia fantástica que trata con maestría, dentro del género, temas universales muy humanos y reales: el amor, la ambición, el odio; todos ellos ingredientes imprescindibles para que el crimen se convierta en un combinado perfecto servido frío para que esa dama flaca y oscura llamada muerte lo saboree con deleite. Mientras esperamos que se hagan realidad los próximos proyectos de Guillermo del Toro (que se va a enfrentar al personaje clásico de Pinocho y que también prepara una segunda parte de su espectacular Pacific Rim), no pueden perderse ni dejar de deleitarse con esta Crimson Peak, en especial si son amantes del género fantástico, de terror, de ambos o simplemente del cine con mayúsculas. Porque si hay hoy día un director que realice un cine personal, de gran calidad artística, provisto de una imaginación desbordante y además muy bien realizado técnicamente, ese es sin duda el genio mexicano (y ya universal ) de Jalisco: Don Guillermo del Toro.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

miércoles, 21 de octubre de 2015

El nuevo nuevo testamento (Le tout nouveau testament, 2015)**

Dir: Jaco Van Dormael
Int: Benoît Poelvoorde, Yolande Moreau, Catherine Deneuve, Pili Groyne, Emylie Buxin, Cyril Perrin. 


Esta reescrtitura cinematográfica del Nuevo Testamento es de Thomas Gunzig y Jaco Van Dormael, que además es el director de lo que se ha convertido en una destartalada y fallida comedia fantástica. En ella se plantean la siguiente cuestión: ¿Qué pasaría si Dios existiese y viviese en Bruselas? Dios (Benoît Poelvoorde) en la tierra es un cobarde, tiene unos códigos morales patéticos (o eso parece) y su conducta con su familia es bastante despreciable y violenta. Su hija Ea (Pili Groyne), que se aburre mortalmente en la anodina Bruselas, decide rebelarse contra su padre, entra en su ordenador, desde el que se controla el destino de todos los seres vivos, y le dice a todo el mundo el día en el que morirá, con lo que hace que cualquier misterio desaparezca; de repente todos se ponen a pensar en que hacer con los días, meses, o años que les quedan por vivir. 
Una historia que a priori podría ser apasionante por su planteamiento, pero cuya plasmación es tremendamente, plana, pobre y decepcionante. En algunos momentos es, además, bastante chapucera a la hora de fusionar imágenes reales y trucos digitales. A veces, el resultado es el de  bellas postales surrealistas, aunque siempre se quedan muy lejos de la capacidad de impacto de Magritte un auténtico maestro del surrealismo en la pìntura, que también era belga, y que bien podría haber inspirado alguno de los paisajes imposibles que Jaco Van Dormael construye en su film, sin llegar nunca a conmovernos...

Roberto Sánchez

-Aragonia-

martes, 20 de octubre de 2015

Un paseo por Sitges.



El Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya ha cumplido 48 años. Ha logrado situarse por sus dimensiones e intensidad en una de las citas más importantes del mundo en cuanto al cine de temática fantástica. Los criterios amplios de selección incluyen películas que están seguramente en los límites del género. Se trata de una decisión consciente de su director Ángel Sala, que permite hacer un repaso anual a lo mejor (y lo peor) que ofrece la amplia temática de lo fantástico. Este año han podido verse, entre una abundante oferta, las últimas películas de algunos directores que a mi me interesan especialmente y que no 
siempre tienen un seguimiento fácil en las salas de estreno como Takashi Miike, Apichatpong 
Weerasethakul, Bernard Rose, Karyn Kusama (cuya The Invitation, ganó el Premio a la Mejor Película de la Sección Oficial), Tsui Hark, Terry Jones, Anton Corbijn, Gaspar Noé, Hou Hsiao-hsien, Paolo Sorrentino, Andrzey Zulawski (llevaba 15 años sin dirigir), Michael Almereyda o Michael Winterbotton. Después de su éxito en San Sebastián también pudo verse La novia, el segundo largometraje de la aragonesa Paula Ortíz con una valiente y bella reinterpretación de Lorca y sus Bodas de sangre
El único defecto del Festival es que para disfrutarlo hay que tener mucho tiempo libre y dinero. La selección de títulos es muy atractiva y el atractivo del Festival no sólo está en la gran cantidad de películas "disfrutables" en variados sentidos. Hay presentaciones de libros, mesas redondas, la oportunidad de convivir con algunas figuras incuestionables del cine (esta edición con Oliver Stone), y la oferta hostelera de la ciudad y sus playas, que son un complemento ideal nada despreciable. Además la población, sus comercios y sus gentes acogen con los brazos abiertos la ingente masa de aficionados de todo el mundo que pululan con entusiasmo por las calles, terrazas y puestos de venta especializados, hablando de cine, de cómic, de libros y de sus pasiones confesables e inconfesables.Todo un paraíso para los cinéfilos.


En esta ocasión sólo pude pasar dos días en Sitges y ver tres películas. Me gustó bastante Demon (2015), una coproducción entre Polonia e Israel que terminó por llevarse el premio a la mejor fotografía (de Pawel Flis), con una interpretación brillante de todo el reparto, pero destacándose el joven actor israelí Itay Tiran, Piotr "Pyton" en la ficción, que terminará poseído por el alma de una joven asesinada y enterrada en la misma casa donde se celebra su boda. Una ocasión para imbricar en el fantástico el sentimiento de culpa del pueblo polaco, implicado igualmente en las masacres de las familias judías que también tuvieron lugar en su país antes y durante la II Guerra Mundial. La película carga con una desagradable y morbosa circunstancia: su director Marcin Wrona de 42 años (también coguionista del film junto a Pawel Maslona), se suicidó poco antes del estreno del film, truncando una interesante trayectoria que incluía ya dos cortometrajes, dos largometrajes, una serie y tres películas para la televisión. 


También pude ver Night Fare (2015) del francés Julien Seri, con guión de Cyril Ferment, Julien Seri, Pascal Sid y Tarubi. Una película muy sencilla, con mucha acción (al estilo de algunas producciones de Luc Besson), pero con un giro sorprendente hacia las temáticas del manga y animé japonés. Como hacia Tarantino en Kill Bill, introduce una serie de secuencias animadas para explicar el pasaso del taxista justiciero (interpretado por todo un especialista francés en artes marciales llamado Jess Liaudin). No deberían sentir ningún tipo de pérdida si no llegan a poder verla.


Una de las citas obligatorias del Festival es en el Espai Selecta Visión (de entrada gratuita), montado en Hort de Can Falç. En él se hizo una selección de animé que incluía La chica que saltaba a través del tiempo (Toki o kakeru shôjo, 2006) de Mamoru Hosoda, una demostración de cómo las factorías de cine (y series) norteamericanas fagocitan temáticas y tendencias para empaquetarlas y venderlas por todo el mundo. Los toques de fantasía un tanto babosa, los adolescentes, los viajes en el tiempo, los primeros amores juveniles, bien mezclados, han sido fuente de inspiración directa para unas cuantas producciones y series norteamericanas en los últimos años. El único problema es que se pasan dobladas al catalán..., y no tengo nada contra ese idioma, pero sí contra el doblaje que, sea en el lenguaje que sea, me parece una salvajada... 

Para el resto de la programación remito a su web http://sitgesfilmfestival.com/

Roberto Sánchez

domingo, 18 de octubre de 2015

Golpe de estado (No Escape, 2015)**

Dir: John Erick Dowdle
Int: Owen Wilson, Lake Bell, Pierce Brosnan, Sterling Jerins, Spencer Garrett, Claire Geare, Byron Gibson, Russell Geoffrey Banks, Jim Lau, Sahajak Boonthanakit, Karen Gemma Dodgson, Bonnie Zellerbach.


No Escape ("no hay escapatoria") es el título original de este Golpe de estado y, desde luego para mí, mucho más apropiado para esta trepidante historia que nos cuenta la terrorífica aventura vivida por Jack Dwyer (Owen Wilson), un ejecutivo norteamericano que trabaja para una empresa multinacional potabilizadora de agua y que viaja con toda su familia a un país asiático para iniciar una nueva vida. Producida, en parte, por los hermanos Dowdle (John Erick, el director, y Drew, ambos también guionistas) y rodada en Thailandia , este film nos ofrece una mezcla de thriller, aventura e incluso cine de terror gore en algunas secuencias en las que predomina la sangre. Golpe de Estado entronca pues también con el género fantástico y terrorífico desde el momento en el que el protagonista pasa de una situación cotidiana normal a una pesadilla vívida que ni en sus peores sueños hubiera pensado experimentar. En algunas escenas, como digo, el sadismo y la violencia lo emparentan con el subgénero gore (lo que hace que no sea apto para espectadores sensibles), estableciendo una extraña mezcla entre el violento cine asiático especialista en este tipo de crudeza y el thriller de acción netamente USA. Su director, John Erick Dowdle, se había mostrado hasta ahora como un especialista en el género del terror con filmes cómo: Quarantine (remake de la española REC de Jaume Balagueró), la interesante Recuerdos perversos, La trampa del mal o la más reciente Así en la tierra como en el infierno. En este, su anterior trabajo, el director convertía las catacumbas de París en otro escenario pesadillesco en el que sus protagonistas quedaban sumergidos al atravesar una mágica puerta hacia la dimensión de lo maligno. Este parece ser un mecanismo temático común a la mayoría de las historias desarrolladas por Dowdle, pues en todas ellas se produce un giro radical que transforma realidad en pesadilla en un solo instante, atravesando esa puerta invisible hacia el mal (algo que el director mexicano Guillermo del Toro realizó con absoluta maestría en esa maravilla titulada El laberinto del fauno). 
En este No Escape, encontramos un reparto solvente encabezado por el actor Owen Wilson (al que pudimos disfrutar en la magnífica Midnight in París, del maestro Woody Allen, y Pierce Brosnam, al que va como anillo al dedo su papel de mercenario-espía canalla y borrachín ya entrado en años pero que aún goza de buena puntería con las armas. El personaje de Brosnam es lo único que aporta un toque de humor y quita hierro a esta historia truculenta y sanguinaria. El drama y la desgracia que recae inesperadamente sobre una familia bien norteamericana nos recuerda también a esa otra familia de Lo imposible, el filme del ya internacional director español Juan Antonio Bayona. Una familia que, en este caso se ve inmersa en una espiral de violencia, miedo y desgracia de consecuencias imprevisibles. Golpe de estado es un film muy entretenido que, a pesar de no ser una obra de altura artística a nivel cinematográfico, atrapa enseguida al espectador en un laberinto desasosegante sin dejarle respiro alguno y no lo suelta hasta el final. No Escape es un film pues recomendable para amantes de las emociones fuertes; del cine de aventuras, del terror y del thriller pues, de todo eso, tiene esta truculenta, inclasificable y violenta historia.

Gonzalo J. Gonzalvo

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

jueves, 8 de octubre de 2015

Regresión (2015)***

Dir: Alejandro Amenábar
Int: Ethan Hawke, Emma Watson, Aaron Ashmore, Devon Bostick, David Thewlis, Dale Dickey, Aaron Abrams, Adam Butcher, David Dencik, Kristian Bruun, Matija Matovic Mondi, Janet Porter, Goran Stjepanovic. 


Regresión, la última película de Alejandro Amenábar, consigue mantener la intriga y dejar nuestro juicio en suspenso, nos creemos al policía Bruce Kenner (Ethan Hawke) en crisis personal, sus sospechas e incertidumbres. Sus visiones nos manipulan, como lo hacen entre sí la familia protagonista de las supuestas posesiones diabólicas. La sugestión colectiva produce sus efectos en la intriga y también en el espectador que inevitablemente se encuentra sometido al poder de las sugerentes imágenes. La víctima (Angela Gray, interpretada por Emma Watson) que denuncia el delito no se desvela como desencadenante de esta trama satánica hasta que no la desenmascara el policía que pretende seducir. 
Los sucesos reales, que se inspiran directamente en una serie de hechos ocurridos en Minnesota en 1990, son relatados con verismo por Alejandro Amenábar, y en otras manos podrían entrar de lleno en el campo de lo sobrenatural sin buscar más razonamientos. Precisamente para lograr esta fusión entre lo verosímil y lo fantástico y realzar el fenómeno de la sugestión colectiva que a veces generan estos temas, recurre a códigos genéricos, quizás demasiado burdos, del cine de terror. En todo caso, Alejandro Amenábar persigue denodadamente mantener el equilibrio entre la razón y la presencia de lo sobrenatural, con un tratamiento técnicamente impecable, logrando que las imágenes de un tono nacarado (el responsable de la fotografía es Daniel Aranyó) nos conecte con el peculiar universo preciosista e inquietante de las "flores del mal". 
Estamos ante una de las películas más irregulares de Amenábar, pero hay que reconocerle que no haya caído en la chabacanería habitual del género durante las últimas décadas. Hay que admitir que sabe captar nuestra atención desde el principio y que, en buena medida, por el trabajo de Ethan Hawke, logre ir introduciéndonos en una historia llena de recovecos y sugerencias. Al final, todo es bastante decepcionante, pero para ese momento la película ya se ha terminado...

Antonia Bordonada
Roberto Sánchez

-Aragonia, C. Grancasa, Palafox, Puerto Venecia, Yelmo-

viernes, 2 de octubre de 2015

Bienvenido Mister Loach



Bienvenido Mister Loach no es una película, ni siquiera un documental. Estamos ante una valiosa publicación en ¡papel! Ante un libro escrito por Mario Ornat para la editorial Doce Robles. Un libro que surge del encargo del editor Javier Lafuente que admira, con razón, la película Tierra y libertad (1995), de Ken Loach. El título completo de este libro aclara bastante sus intenciones: Bienvenido Mister Loach. Historia del rodaje de Tierra y libertad..., o de cómo la revolución llegó a Mirambel. Estamos ante un trabajo de estilo periodístico, pero en su mejor sentido. Capaz de profundizar en lo que fue un rodaje complejo que dejó marcado a buena parte del equipo profesional y a todos aquellos habitantes de la zona que participaron de modo activo en una actividad que en algunos momentos removió los recuerdos de un pasado lleno de aristas. Una serie de entrevistas, perfectamente asimiladas y transformadas en una narración cercana y fluida que se transforma con naturalidad en reflexiones profundas que, a su vez, van encauzando un texto que se lee de modo apasionado y con facilidad. La perfecta fusión entre las cuestiones  cinematográficas (que tienen que ver con el rodaje y sus peculiaridades) y las intenciones políticas (de justicia histórica, diría yo) de este realizador inglés, siempre vinculado con las ideologías progresistas, están perfectamente imbricados en un texto que no puedo dejar de recomendar a todos los amantes del buen cine y a los de la veracidad histórica.



De todos modos escribo este texto con la intención de trasladarles una serie de sensaciones que me provocó el visionado de la película Tierra y libertad, proyectada en la sala del Teatro de la Estación que albergó la presentación previa del libro con la presencia de Mario Ornat (el autor), Vicky Calavia (responsable del prólogo y de Proyectaragón que acogió en su seno el acto), Javier Lafuente (editor) y Rosana Pastor (una de las protagonistas del film). 

Después de la presentación, se proyectó el film. Hacía mucho tiempo que no lo había visto completo y me sorprendí al terminar con una profunda sensación de tristeza y pérdida. Recordaba que cuando la vi por primera vez, en 1995, y aunque la película relate con sinceridad las causas del desastre y triste final de un esperanzador movimiento revolucionario que tuvo lugar durante la Guerra Civil en algunos lugares de España, salí todavía con la esperanza de que ciertas utopías políticas eran posibles. Pasados unos años, ahora todavía envueltos en una crisis tremebunda que va mucho más allá de lo económico y que para el partido de esta derecha que todavía nos gobierna ya ha empezado a superarse, aunque hasta ellos saben que no hacen otra cosa que mentir por razones electoralistas... la sensación de que la película hacía una crónica  del fin de la utopía, del fin de la esperanza en un futuro más justo para la clase trabajadora, era muy poderosa. Es como si el verdadero sentido del film fuera el relato del fin de la utopía, su entierro definitivo, manifestándose en la escena final, el entierro de David Carr, interpretado en el film por Iam Hart, un personaje de ficción inspirado en Staff Cottman, fallecido a los 81 años, activo militante de la izquierda  en Gran Bretaña que combatió en España y conoció a George Orwell, otro ilustre testigo que nos relató de primera mano los sucesos de la Guerra Civil y de esa Revolución frustrada. 



Insisto, para terminar, y siendo muy consciente de que las circunstancias económicas y políticas actuales (la escandalosa y rampante corrupción de la clase política y empresarial) han influenciado sobre mi revisión del film,  les recomiendo fervientemente que ustedes hagan el mismo ejercicio: volver a ver la película de Loach (los que ya lo hicieran hace unos años), que la recuperen los más jóvenes y despistados que piensan que en el cine ya se ha dicho todo sobre la historia de la Guerra Civil; y  que concluyan  (o inicien) el ejercicio con la lectura de un libro apasionante sobre cine e historia, que les permitirá completar una experiencia inolvidable.




Roberto Sánchez